lunes, 6 de octubre de 2008

Último fin de semana: Corn Island

Era nuestro último fin de semana en Nicaragua. Nos fuimos a Corn Island. No conocía la costa atlántica, y tenía una espinita que debía arrancar. Don Payo, el chofer de un vecino, que consigue un sobresueldo con este tipo de trabajos, nos llevó al aeropuerto de Managua. Agarramos el avión de La Costeña. En menos de 2 horas estábamos en Corn Island. Taxi desde el aeropuerto al muelle, donde agarraríamos una panga rápida hasta Little Corn Island. A las 11.30 ya estábamos en la islita.

La Costa Atlántcia es toalmente diferente al Pacífico. Su Historia ha sido muy diferente, tiene más en común con algunos archipiélagos caribeños. La influencia inglesa ha sido muy fuerte, mientras que el poder "español" ha sido muy débil en esta zona. Llevaron esclavos desde África para trabajar en las plantaciones. Actualmente, está muy mal comunicada, no existiendo ninguna carretera asfaltada que la comunique. La mejor manera de llegar es por avión, y por menos córdobas agarrando buses hasta puertos fluviales que ponen en conexión las ciudades costeras mediante embarcaciones. Se habla un inglés muy peculiar, lo llaman criollo, y además, lenguas precolombinas, como el miskito o el rama. Hay mucha gente negra y con rasgos indígenas.

El archipiélago de las Corn Island lo componen dos islas, Big y Little Corn Island. Nos decantamos por la islita pqeuañs porque unos amigos del grupo cooperante de la UAH nos la recomendaron. La isla grande, al parecer está bastante destrozada, mientras que la pequeña es más tranquila y el turismo no es tan masivo.
Es un paraíso tropical. Playas de arena blanca, palmeras arcqueadas junto al mar, agua azul turquesa. Vida tranquila, sin prisas, al suave, música reggae.


Nos alojamos en una cabaña, cuyo dueño era Carlitos, de sangre africana, miskita y europea. Estábamos junto a la playa, cuando te despertabas veías el mar y por la noche t edormías con el sonido de fondo del romper de las olas.

Pero lo que más me ha gustado es hacer snorkel (bucear con tubo). Nunca lo había hecho y me parecido maravilloso, me pasaría días y días buceando. El agua está muy limpia y la visibilidad es muy buena. Ves el arrecife de coral, donde habitan miles de peces de todos tipos y colores, es como en los documentales. Vas bucenado alrededor de enormes corales y bancos de peces que van de un lado para otro. Lo mejor es que estab muy cerca de la orilla y podías ir desde la playa a los arrecifes a bucear.

El último de los días habíamos acordado con una persona de la isla, un brother, que nos llevase por una cantidad de dolores a bucear a una zona más alejada de la costa y que nos la habían recoemndado para bucear. La hora en la que él debía venir con su panga a buscarnos eran las 9:00 de la mañana. Pero no apareción, nucna puede faltarun imprevisto en este país. Estábamos un poco disgustados, eran nuestras últimas horas en la isla, a las 14:00 debíamos agarrar la panga para la isla grande, donde nos esperaba la avioneta de la Costeña. Se aregló el día tras hablar con unos y con otros. El hijo de una mujer que tenía un cayuco (embarcación de madera hecha a partir de un tronco mediante su vaciado) se ofreció para llevarnos a la última línea de arrecife que estaba en la línea de enfrente de neustro hotel. Debíamos remar, pues la embarcación no tenía motor. El chico y nostros remamos. En medio del mar nos dijo que nos bajásemos, en un enorme coral con forma de cerebro. Yo creo que no es muy repsetuso con el medio, pero él nos dijo que allí debíamos bajar para bucear, y no había otro lugar donde hacerlo. Estuvimos buceando un par de horas, fue increíble. A la vuelta nos cogió una tormenta, llovía duro, e incluso en algún momento pasé miedo por si se complicaba, pero preferí no pensar mucho en los riesgos. No estábamso muy alejados de la orilla, y es sorpendente lo rápida que era la embarcación. Los tres varones (David, el guía y yo) remábamos, mientras que la chavala (Marta) achicaba agua. Regresamos sanos y salvos y a tiempo para tomar la panga para Corn Island. Comimos en un modesto "restaurante" que tenía la mujer del guía, un especie de casucha con un porche aledaño. Nos preparó pescado rey con salsa de verduras y tostones (plátano maduro frito).


Corn Island es un lugar totalmente recomendable por su tranquilidad sus amables gentes, sus
playas y por sus preciosos fondos marinos. Hemos conocido gente muy amable e interesante, hemos platicado y compartido tiempo con ellos, muy cordiales y amistosos. Su mentalidad es más abierta que la que hay en el Pacífico.

No hay comentarios: