martes, 19 de agosto de 2008

San Juan del Sur y Chacocente

Tocó ir al suroeste del país, que es la zona que queda entre el pacífico y el lago Nicaragua, muy cerca de Costa Rica. El objetivo principal era ver el desove de tortugas.
El viaje, como no, tuvo su inicio en la estación de autobuses de León. Se nos hizo un poco tarde y los microbuses ya estaban llenos y había enormes colas para cogerlos, peor tuvimos suerte porque pudimos agarrar un autobus expresso que no tardó mucho en salir. Ya en Managua agarramos el taxi para la estación de autobuses Roberto Huembes. En la estación nos jalaron y nos vimos en el autobus que va a San Juan del Sur. Preguntamos que si había asientos, a lo que nos contestaron "como no". En un principio yo veía todos los asientos ocupados, y negaba los autobuseros afirmaban, pero me sorprendieron cuando colocaron unas banquetas de plástico en el pasillo en las que nos sentamos. Eso si que es aprovechar el espacio al máximo, creo qué los ejecutivos de IKEA debería visitar este país para ver cómo aprovechar el espacio al máximo. Tras unas horas, al final llegamos a nuestro destino.

San Juan del Sur es el lugar más turístico del país. Nos alojamos en un alojamiento muy cutre. En la habitación no podía haber más de 2 personas de pie. Era agoviante y muy húmeda. Dormí mal. La ropa estaba sudada y no se secó. Lo mejor el pueblo y la cena.

A la mañana siguiente nos fuimos a Chacocente, el objetivo principal del viaje. Chacocente es una reserva natural. El principal atractivo es el bosque tropical seco en el que habitan tres especies de monos y la playa, donde vana desovar miles de tortugas. El llegar fue otra odisea. Desde San Juan cogimos un bues hasta Rivas, allí contratamos un taxi hasta el astillero por 30 doláres. Moisés era nuestro taxista, un joven ilusionado de 19 años que acababa de adquirir el vehículo para ganarse la vida como taxista. El bonito paisaje y el reggaeton y la bachata amenizaron el viaje. Pudimos comprobar las inversiones realizadas por el capital privado en lujosos complejos turísticos, que contrastan con la humildad de las comunidades. Nuestro taxi nos apeó en El Astillero, comunidad desde la que tuvimos que caminar durante 2 horas, yo calculo 8-10 kilómetros hasta encontrar las instalaciones del MARENA, donde heríamos la dormida.


Una vez allí nos presentamos. Nos acogieron muy bien , aunque las condiciones no eran las mejores porque no disponían de agua ni de aseos por problemas técnicos. La bonita playa virgen merecía el contrapunto de la nula comodidad. Allí había 3 catalanes acompañados por un nica que residía temporalmente en Cataluña. Excepto la mujer mayor, el resto eran bastante gilipollas. Se formaron dos grupos: el primero operó de 18:00 a 24:00 y el segundo de 24:00 a 06:00. EL primer grupo, en el que se integraron los catalanes se llevaron la peor parte porque sufrieron en sus carnes el rigor de las lluvias tropicales y no divisaron ninguna tortuga.

A las 24:30 la lluvia cesó, tuvimos suerte. Nuestra tarea consistia en esperas en un punto de la playa a que llegasen las tortugas. Esperamos y esperamos y no ocurría nada. Unos cuantos decidieron dar un paseo, y vieron una tortuga, nos dieron unas señales con el foco y rápidamente acudimos. Fue muy emociante, como la tortuga entierra sus huevos, y luego regresa al mar, "como vino, se fue".

La noche fue agotadora. Yo me fui a maldormir a las 4:30. Acabé con toda mi ropa sudada y húmeda, era asqueroso, holía mal, me daba asco a mi mismo. Ya no tenía ropa limpia, la ropa estaba resudada, tenía ya varias capas de sudor. Deseaba llegar a casa y ducharme.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La verdad fue que caminamos como unos 8 km y nos paso lo mismo llegamos bien sudados y con la ropa hedionda a sudor y no habia ni ua gota de agua dulce para bañarse ni habian buenas condiciones por eso decidimos vwenirnos el mismo dia no valio la pena caminar todos esos km por q no observamos nada..........