Conocí a Doña Consuelo casualmente en la Universidad. Yo estaba en el despacho de una profesora, y ella fue una de las numerosas personas que allí entró a lo largo de la mañana, me la presentaron al igual que las otras gentes que entraban en aquel lugar. Ella venía para comentarle a la profesora Ana Zavala que estaban formando una cooperativa de ecoturismo en su comunidad, Miramar, que pertenece a Chacaraseca.
Decidimos pasar allí el fin de semana Estrella del Mar, David, Marta y yo. El objetivo era subir al volcán cerro del Hoyo e ir a la laguna de Chacaraseca. Aquellos que queráis conocer las caracter´siticas geológicas de esta zona que pinchen aquí.
Nestor, el marido de Doña Consuelo, que trabaja como conductor de microbuses y taxista, nos llevó. Fue una odisea dar con él, pues habíamos quedado en la Terminal de Autobues, que es uno de los mayores caos que he visto en mi vida: centenares de vendedores vociferantes ofrecen sus mercancias (agua helada, agua helada, agua helada; quesiiiiiiillo; etc). Pero al final lo logramos, y llegamos allí a Miaramar a la hora de comer.
El primer día dimos un pequeño paseo y estuvimos conversando con nuestra anfritiona. Doña Consuelo es una mujer de fuertes convicciones morales y religiosas. Emigró a EStados Unidos, estuvo viviendo en Nueva York 25 años, y regresó hace unos años a su Nicaragua natal. Desde hace dos reside en la comunidad de Miramar. Me sorpendió como ha sido capaz de adapatarse al enorme cambio de Nueva York a la comunidad, pues las comodidades son bastante menores, no hay agua corriente ni alcantarillado. Es neceserio potabilizar el agua, uno se baña con un barreño y las necesidades se realizan en una letrina. Esos sí, Doña Consuelo es una persona muy limpia, y las condiciones son menos adversas. En su casa nadie se aburre, pues allí vive Goyo, el perro, unos cuantos gatos y las parlanchinas loras. No todo el mundo vive así, pueden llegar a comaprtir vivienda de 50m2 hasta 30 personas, en unas condiciones bastante duras.
Al día siguiente nos levantamos a las 6 de la mañana,, listos para la dura marcha que nos esperaba. León y Ángel fueron nuestros guías. Hicimos la ruta a caballo y a pie. Llegamos a la base del Cerro del Hoyo a lomos de los caballos, y luego fuimos andando hasta la base del cráter, el Hoyo. Desde allí las vistas son espectaculares, se ve el lago Managua, el Momotombo, el Momotombito y otros volcanes menores. Allí comimos una rica comida que nos había preparado Consuelo. El hoyo es uno de los cráteres del volcán, y es muy curioso porque está en la ladera, y parace como si se hubiese producido por el impacto de un proyectil.
Tras la comida nos dirijimos a la laguna de Asososoca, una laguna de origen volcánico. Es un lugar idílico, rodeado de vegetación, es un paraíso. Y tras estar en la laguna y probar la efectividad de las pastillas potabilizadoras regresamos a la comunidad. Ya estábamos bastante cansados y nos dolía el cuerpo de montar a caballo. Acabamos rotos, pero satisfechos por lo que habíamos visto. Fueron algo más de 25 kilómetros.
Para ver las fotos ver mi galería de Picassa
Decidimos pasar allí el fin de semana Estrella del Mar, David, Marta y yo. El objetivo era subir al volcán cerro del Hoyo e ir a la laguna de Chacaraseca. Aquellos que queráis conocer las caracter´siticas geológicas de esta zona que pinchen aquí.
Nestor, el marido de Doña Consuelo, que trabaja como conductor de microbuses y taxista, nos llevó. Fue una odisea dar con él, pues habíamos quedado en la Terminal de Autobues, que es uno de los mayores caos que he visto en mi vida: centenares de vendedores vociferantes ofrecen sus mercancias (agua helada, agua helada, agua helada; quesiiiiiiillo; etc). Pero al final lo logramos, y llegamos allí a Miaramar a la hora de comer.
El primer día dimos un pequeño paseo y estuvimos conversando con nuestra anfritiona. Doña Consuelo es una mujer de fuertes convicciones morales y religiosas. Emigró a EStados Unidos, estuvo viviendo en Nueva York 25 años, y regresó hace unos años a su Nicaragua natal. Desde hace dos reside en la comunidad de Miramar. Me sorpendió como ha sido capaz de adapatarse al enorme cambio de Nueva York a la comunidad, pues las comodidades son bastante menores, no hay agua corriente ni alcantarillado. Es neceserio potabilizar el agua, uno se baña con un barreño y las necesidades se realizan en una letrina. Esos sí, Doña Consuelo es una persona muy limpia, y las condiciones son menos adversas. En su casa nadie se aburre, pues allí vive Goyo, el perro, unos cuantos gatos y las parlanchinas loras. No todo el mundo vive así, pueden llegar a comaprtir vivienda de 50m2 hasta 30 personas, en unas condiciones bastante duras.
Al día siguiente nos levantamos a las 6 de la mañana,, listos para la dura marcha que nos esperaba. León y Ángel fueron nuestros guías. Hicimos la ruta a caballo y a pie. Llegamos a la base del Cerro del Hoyo a lomos de los caballos, y luego fuimos andando hasta la base del cráter, el Hoyo. Desde allí las vistas son espectaculares, se ve el lago Managua, el Momotombo, el Momotombito y otros volcanes menores. Allí comimos una rica comida que nos había preparado Consuelo. El hoyo es uno de los cráteres del volcán, y es muy curioso porque está en la ladera, y parace como si se hubiese producido por el impacto de un proyectil.
Tras la comida nos dirijimos a la laguna de Asososoca, una laguna de origen volcánico. Es un lugar idílico, rodeado de vegetación, es un paraíso. Y tras estar en la laguna y probar la efectividad de las pastillas potabilizadoras regresamos a la comunidad. Ya estábamos bastante cansados y nos dolía el cuerpo de montar a caballo. Acabamos rotos, pero satisfechos por lo que habíamos visto. Fueron algo más de 25 kilómetros.
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